Marzo 28, 2024
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La Seguridad De La Salvación

 
 

Josué Mora Peña
Soteriología: Teología que tiene que ver con la salvación, especialmente la que efectúa Cristo en los seres humanos.

No, Dios no nos va a condenar, son nuestros mismos pecados los que nos condenaran si no los confesamos a El y nos apartamos de ellos. Dios nos ama y no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva. Ezequiel 18:12 dice, "porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor. Convertíos, pues, y viviréis". Y Juan 3:16 da a conocer el amor de Dios al mundo, "porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Dios es amor y por eso envió a su Hijo Cristo a morir en nuestro lugar. El Calvario no es una mera casualidad. Dios planeo la salvación del hombre desde que Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén. Dios no quiere que ninguno termine en el infierno, el cual Dios preparo para el diablo y sus ángeles, según leemos en Mateo 25:41, "Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles".

¿Hay manera de saber si uno es salvo o no antes de morir? ¡Naturalmente que sí! La Biblia es nuestra seguridad. En ella encontramos las pruebas de que somos salvos, si nos hemos arrepentido de nuestros pecados y si hemos aceptado a Cristo como nuestro Salvador y Señor de nuestras vidas. No negamos que algunos, por no decir que muchos, dudan de su salvación. Esto se debe a que nos descuidamos espiritualmente, dejando de orar, de leer la Biblia, de asistir a la iglesia, entre otras cosas. Esto ocasiona que Satanás venga y nos tiente. Pone la duda en nuestro corazón. Y si no somos creyentes fieles y verdaderos, con más razón sentimos que no somos salvos. Hay personas que todavía dependen de sus "buenas" obras para ser salvos. No han entendido el mensaje de salvación. Romanos habla de la "sola gratia" y "sola fide" — solo por gracia y solo por fe es que uno llega a ser salvo.

En primer lugar, Romanos 8:16 dice que "El Espíritu mismo [Espíritu con mayúscula, dando a entender que es el Espíritu Santo] da testimonio a nuestro espíritu. [espíritu con minúscula, significando nuestro ser] de que somos hijos de Dios".

El Espíritu Santo mora en cada creyente. No puede una persona ser salva si no tiene el Espíritu de Dios en su corazón. No puede haber cristianismo si Cristo no vive en ella (la persona), y eso por medio del Paracleto (Espíritu Santo). El Espíritu Santo es una Persona. No es una cosa. Uno no puede referirse a El como si fuera algo material o abstracto. ¡No! Por el contrario, el Espíritu Santo es Dios mismo, es la tercera Persona de la Divina Trinidad. Así que, si Cristo vive en el cristiano por medio del Espíritu Santo, Este no le permite hacer lo indebido. Y si lo hace, se siente mal y contrista al Espíritu. Efesios 4:30 lee, "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención".

El Espíritu de Dios nos recuerda quienes somos y a quien pertenecemos. Sabemos que somos salvos porque el Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos de El. Además, le pertenecemos a Dios doblemente: primero porque nos hizo; segundo, porque al perdernos en el pecado, nos compro con su sangre que derramo en el Calvario.

Recuerdo la ilustración de aquel niño que hizo un barquito de madera. Le puso su nombre. Un día llovioso salio a jugar con el y la lluvia se lo llevo. Le pudo mucho haber perdido su juguete. Pero un día de esos, le encontró en el aparador de una tienda de segunda clase. Entro y le dijo al dueño, "ese barquito es mió. Yo lo hice y tiene mi nombre". "Pero ahora es mió—dijo el dependiente—si lo quieres, te va a costar tanto dinero". El niño salió de la tienda, hizo trabajos en su casa y con los vecinos para conseguir el dinero para comprar su barquito. Regreso a la tienda y compro lo que había perdido. Cuando salía del negocio, le dijo a su juguete, "Ahora eres mió doblemente, primero porque te hice y después porque te compre". Y eso es lo que Dios hizo con nosotros. Nos hizo a su imagen y semejanza, pero nos fuimos por el mal camino, nos perdimos y Dios envió a su Hijo Unigénito a buscarnos y salvarnos. Y nos encontró y al aceptarle como nuestro Señor y Salvador, somos de El doblemente.

En segundo lugar, ¿Cómo reaccionamos ante el pecado? ¿Nos gozamos en el? ¿Nos sentimos tristes, miserables? ¿Nos lamentamos por haber ofendido a Dios? ¿Hay lágrimas en nuestros ojos de arrepentimiento? En el salmo 51 leemos la oración de arrepentimiento del rey David y su doble pecado. Cometió adulterio y crimen. Perdió el gozo de su salvación. Se arrepintió y Dios lo perdono. Lo mismo hará El con cada uno de nosotros cuando reconocemos nuestro pecado, lo confesamos y nos apartamos de el. El verso 8 dice, "Hazme oír gozo y alegría...". No se podía regocijar ya más en las cosas de Dios. Lo mismo sucede con aquellos, que siendo salvos, continúan en el pecado. David se sintió tan miserable que dijo, "Esconde tu rostro de mis pecados y borra todas mis maldades" (verso 9). Pensó que Dios lo rechazaría, "no me eches de delante de ti y no quites de mi tu santo Espíritu" (verso 11).

Me gusta pensar que cuando un cristiano cae en pecado, Dios viene a el o ella y le pregunta, poniendo Su brazo amoroso sobre sus hombros, "Hijo mió, ¿Qué quieres hacer? ¿Quieres confesar tu pecado o deseas seguir en el?" En otras palabras, Dios no nos condena ni nos desecha el momento que uno de sus hijos o hijas caen en pecado. El nos da la oportunidad de levantarnos, de empezar de nuevo, de arrepentirnos. Si tu crees que eres uno de esos que se ha alejado de Dios, hoy es el día aceptable para que regreses a El. El te ama y quiere ayudarte y perdonarte. Hazlo hoy mismo. Mañana pudiera ser demasiado tarde. Lo mismo si tienes dudad de tu salvación, pídele a El que te disipe esa duda. Haz esta oración juntamente conmigo: "Señor Dios, reconozco que a veces la duda me impide servirte como debo hacerlo. Perdóname. Escucha mi oración porque quiero tener la seguridad de mi salvación. Quiero depender de Ti y no de mi o de mis emociones. Sálvame, en el nombre de Cristo, Amen.".

En tercer lugar, tenemos la seguridad de la salvación por medio de la fe. Lucas 7:50 dice, "Tu fe te ha salvado, ve en paz", Cristo dijo estas palabras a la mujer pecadora que derramo un frasco de perfume sobre sus pies. Gálatas 3:11 dice, "El justo por la fe vivirá", Romanos 3:28, "El hombre es justificado por fe, sin las obras de la ley". Romanos 9:30, Gálatas 3:14, Efesios 2:8 hablan de que somos justificados por la fe.

En cuarto lugar, la Biblia nos asegura de que somos salvos. Pablo le dijo al carcelero de Filipos, "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tu y tu casa" (Hechos 16:31. El creyó con toda su familia y fueron bautizados (v. 33). Y así nosotros hoy día, al creer en Cristo y depositar nuestra fe en El, somos salvos de la ira que vendrá, no muchos después de estos.

Por ultimo, nuestro comportamiento nos hace sentir y ver si somos salvos o no. ¿Cómo vivimos? ¿Cómo es nuestro hablar? ¿Damos honra y gloria a Dios con lo que hacemos y decimos?

Dios no puede ser burlado, dice la Biblia. Si somos salvos, vivamos como hijos e hijas de Dios. Si no hemos experimentado la salvación, hoy es el día aceptable, hoy es el día de salvación. Arregla tus cuentas con Dios hoy mismo. Amen.

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Juan 3:16

16 Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

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