Abril 20, 2024
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La Divina Respuesta De Dios A La Crisis Del Profeta

 
 

Esaú Crespo
Introducción:

Nuestro pasaje de reflexión se encuentra en uno de los momentos más críticos de la historia de la nación israelita. La nación ha alcanzado los niveles más altos de idolatría y, como consecuencia de dicha idolatría, como ocurre siempre, las manifestaciones de otros pecados era evidente, ya que abundaba la violencia, el crimen y toda clase de injusticias.

El paganismo en los tiempos de nuestro pasaje se había institucionalizado, ya que era el mismo gobierno regio el que con los recursos del pueblo financiaba todo un sistema sacerdotal de una religión extranjera pagana contraria a las enseñanzas de los santos profetas de Israel. Dios en su misericordia responde a la situación crítica levantando a uno de los hombres más destacados en la historia de la profecía hebrea, el gran profeta Elías.

La situación de Elías no fue nada fácil, puesto que tuvo que enfrentarse a una enemiga acérrima como lo era la esposa del rey, Jezabel. Esta reina, además de ser idólatra, era asesina, mentirosa e inclinada a toda clase de ocultismo a grado tal que en la Biblia viene a ser figura de todo sistema religioso pagano contrario a la ortodoxia judeo-cristiana.

El profeta Elías había eliminado de un tajo a más de 800 profetas de Baal, la divinidad de más influencia en la religión cananea, pero esta hazaña del santo hombre de Dios provocó la rabia de Jezabel quien juró acabar con la vida del profeta de Dios.

Elías tuvo que huir para librar su vida y en esta huida vino una crisis emocional que provocó en él el deseo de morir porque la presión era insoportable. Dios que tiene cuidado de todos sus hijos que confían en Él, interviene para alentar a su siervo y darle preciosas enseñanzas que el Espíritu Santo quiere compartir con todos nosotros. ¿Cómo obró Dios a favor de su siervo?

I. Dios obró tiernamente. (vs. 1-7).

A. Le habló por medio de un ángel. La Biblia dice que los ángeles están al servicio de los que han de heredar la salvación. En toda la historia bíblica vemos la actividad de los ángeles obrando conforme al propósito de Dios y ayudando en las luchas que sostienen los creyentes fieles del Dios soberano.

En la caída de Adán vemos a los ángeles obrando a favor del hombre en el hecho de que guardaron el árbol de la vida porque no convenía la vida eterna a un ser contaminado por el pecado. El hombre necesita la regeneración que viene por la fe en el Señor Jesucristo y de esa manera el ser humana está capacitado para ser heredero de la vida eterna.

En los momentos más difíciles del pueblo de Dios allí vemos a los ángeles activos; durante el ministerio glorioso terrenal del Señor Jesucristo vemos a los ángeles en gran actividad; en los tiempos del ministerio de la iglesia primitiva hay un ministerio muy activo de estos mensajeros celestiales de nuestro Dios.

La Biblia enseña claramente que en los tiempos actuales hay actividad de los ángeles a favor de los que han de heredar la salvación eterna. En nuestro pasaje vemos a un ángel de Dios consolando al profeta Elías.

  • Por medio del ángel le proveyó alimento. La Biblia nos enseña que Dios cuida del hombre en una forma total; es decir, que Dios cuida el alma, pero también el cuerpo. Dios satisface las necesidades espirituales, pero también las materiales; Dios provee salvación para el alma, pero también pan y vestido para el cuerpo material.
  • Y lo fortaleció poderosamente. Es bueno notar que durante esta crisis que experimentó el profeta de Dios dos cosas hizo Dios: le proveyó a su siervo sueño y alimento. Cuando Ud. este pasando por un momento depresivo haga lo siguiente: eche su ansiedad sobre el Señor, es decir, cuéntele al Señor en oración su problema y duerma y coma. Dios obrará a favor de Ud. como lo ha hecho en la historia con sus siervos y siervas.

II. Dios obro calmadamente. (vs. 8-12).

  • Dios podía obrar violentamente a través de los elementos naturales
    • el viento
    • las peñas se rompían
    • el terremoto violentaba la tierra
    • el fuego abrazaba con calor.

    Todos los elementos anteriores nos hacen ver que Dios tiene la capacidad de obrar en una forma espectacular, pero Él no siempre obra como nosotros quisiéramos, sino que es soberano para actuar como a Él le parezca.

  • Dios podía matar a Jezabel, a Acab y a todos sus enemigos, pero no lo hizo en el tiempo que el profeta Elías lo deseaba, pues Dios le da la oportunidad de arrepentimiento al más vil pecador.
  • Dios se revela calmadamente en el silbo apacible y delicado.
  • En los planes de Dios todas las cosas se hacen a su tiempo.

III. Dios obro comprensivamente. (vs. 13-14).

  • "¿Qué haces tú aquí, Elías?"

    Fue la tierna pregunta que nuestro glorioso Dios le hizo a su afligido siervo. Dios le hacía ver a su siervo que ese lugar aislado no era su lugar, sino que él tenía que estar donde estaba la gente para darles el mensaje y Dios se comprometía a librarlo de la mano de Jezabel. La costumbre de los monasterios no está de acuerdo a los planes de Dios porque el hombre no practica la santidad en un refugio, sino en la relación con sus demás semejantes.

    La Biblia enseña que muchos siervos de Dios se retiraban a lugares apartados, pero sólo para la oración y la meditación, pero no para hacer del monasterio un estilo de vida. El plan de Dios es que estemos con nuestros semejantes para testificarles y decirles con nuestro ejemplo que es posible obedecer la Palabra de Dios aún en las situaciones más adversas de la vida.

    Dios le dijo al profeta: "Yo puedo librarte de Jezabel como te libré de los 850 profetas de Baal".

  • Dios oyó la queja del profeta:
    • "Han dejado tu pacto"
    • "Han derribado tus altares"
    • "Me buscan para matarme"
  • Dios contesta la oración de su siervo. No hay oración que Dios no conteste. Toda súplica del pueblo de Dios tiene una respuesta divina porque el pueblo obedece a Dios y ora en el nombre del Señor Jesucristo.

IV. Dios obro prudentemente. (vs. 15,16).

  • Lo mandó por otro camino. (15a).
  • Dios le dice a Elías que unja al rey de Siria que será el azote de Israel comenzando por la familia de Acab.
  • Dios le dice al profeta que unja al rey de Israel que será el azote en manos de Dios y que va a sustituir al malvado rey Acab. (v. 16b).
  • Dios le ordena que unja al que será su sucesor en el ministerio profético, es decir, el profeta Eliseo. (16c).

V. Dios obra justamente. (v. 17).

  • Encerró bajo el juicio a todos los impíos. Los reyes de Israel Acab y Jezabel habían derramado sangre inocente y Dios en su justicia haría que la sangre de ellos fuera derramada de la manera que ellos habían hecho. La Biblia enseña que Dios no puede ser burlado porque todo lo que el hombre siembra eso también segará. La justicia de Dios había llegado a la casa de Acab. Los violentos de la tierra no quedarán impunes porque Dios no dejará sin castigo al que quebranta sus santos mandamientos.
  • Dios aniquiló la casa de Acab.
  • Le dio una muerte vergonzosa a Jezabel.

VI. Dios obra soberanamente. (v.18)

  • Dejó un remanente. Elías pensaba que estaba solo en su lucha contra la idolatría, pero Dios le hace ver que hay siete mil, personas que no han doblado sus rodillas delante de las estatuas del ídolo Baal.
  • Los enemigos perecieron y la obra de Dios continuó.

Conclusión:

Cuando los hombres pasamos por las diferentes crisis de la vida pensamos que estamos solos y que nadie se preocupa por nosotros, pero la Biblia nos enseña que Dios no desampara a ninguno que le busque con todo el corazón. Dios nos ama a todos y la más grande expresión del amor de Dios es que mandó a su Unigénito Hijo, el Señor Jesucristo, para que entregara su vida en la cruz del Calvario y así fuera posible que el hombre pecador tenga un refugio en Dios y la esperanza de la vida eterna.

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Pasaje

1 Reyes 19:1-18

1 Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas.

2 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.

3 Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.

4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.

5 Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.

6 Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.

7 Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.

8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?

10 El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

11 El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.

12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

13 Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

14 El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

15 Y le dio Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.

16 A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.

17 Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.

18 Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.

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